Prefiero callar...
El silencio también habla, y a veces dice lo que las palabras destruyen...

Prefiero callar
El silencio también habla, y a veces dice lo que las palabras destruyen
Hay silencios que duelen, y silencios que curan.
Silencios que gritan más fuerte que un discurso, y otros que se quedan temblando entre los labios, esperando el momento justo para romperse.
En el poema "Prefiero callar" de Leonardo Santoro, el silencio no es cobardía: es sabiduría.
Es el eco del alma que, cansada de explicarse, elige la paz antes que la razón.
Y cuánta verdad hay en eso… porque muchas veces, hablar es perder un poco de nosotros; en cambio, callar puede ser un acto de amor, de respeto, incluso de redención.
Callar no siempre significa rendirse.
A veces significa que entendimos lo suficiente como para no discutir más.
Que elegimos el sosiego por encima del ruido.
Que dejamos que el tiempo, y no el orgullo, diga la última palabra.
El silencio tiene su propio idioma,
y solo los corazones heridos lo entienden sin traducción.
A través de ese poema, Santoro nos recuerda que no todo se gana hablando, y que el alma también escribe versos cuando decide guardar silencio.
"Prefiero callar" es más que un poema: es una confesión hecha susurro, un refugio donde las emociones encuentran descanso, y donde el silencio… se vuelve oración.